Pedagogía del bienestar

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Susana Bellido se preguntaba:
¿Qué nos está pasando? En la madrugada explotó una bomba en Santiago de Chile y con ella quien la manipulaba. Soy consciente que no es un hecho aislado en el mundo occidental. Crudas imágenes, crudo relato.
Anoche me dormí pensando en la propuesta de Ignacio Carrasco de escribir sobre la experiencia del Colegio Quillahua y me dormí con la cita de Bucay: ”Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol”.
Hoy me pregunto, ¿Qué le está pasando a las semillas? ¿Qué nos está pasando?
Y no podemos lavarnos las manos, los hechos son demasiado duros como para pensar que el problema está afuera de nosotros mismos. Pasa luego en Francia, pasa en México, pasa en muchos lugares de nuestro planeta. Pero volviendo a Chile, desde donde nos situamos, dice el psiquiatra Rodrigo Paz que somos un país brutalmente enfermo, y lo corrobora con estos antecedentes:
“Uno: Chile es el país que tiene la tasa de depresión más alta del mundo. En la última Encuesta Nacional de Salud se logró establecer que dos de cada diez chilenos presentaban síntomas depresivos como para provocar algún grado de incapacidad funcional. Si uno compara eso con la estadística internacional, el promedio en estudios similares, hay 4 veces más prevalencia de síntomas depresivos en la población de chilenos adultos que en el resto de la población mundial”
“Dos: En todos los países de la OCDE el suicidio en niños y adolescentes, o se mantiene estable o va en disminución. Chile y Corea del Sur son los únicos países donde el suicidio en niños y adolescentes va en aumento”.
“Tres: En la última encuesta de violencia aplicada por Adimark, 3 de cada 4 niños chilenos, declara que en su casa hay situaciones de violencia física y/o psicológica, y 1 de cada 10 niños chilenos reporta que ha sido víctima de abuso sexual”.
“Cuatro: Chile es el país del mundo donde el consumo de alcohol de y/o marihuana se inicia más precozmente. El promedio de inicio de consumo de alcohol y marihuana y/o nicotina es a los 12 años, en circunstancias que en el mundo es entre los 14 y 15 años. De hecho las tasa de adicción en niños y adolescentes son de las más altas del mundo”.
“Cinco: Cerca del 40 por ciento de la población de adolescentes consumen alcohol en forma perniciosa para la salud. Cerca del 5% de la población de niños y adolescentes consume pasta base de forma adictiva y más o menos el 10% de la población consume marihuana en forma perjudicial para la salud”.
“También tenemos las tasas más altas del mundo en conductas de bullying, de maltrato de niños por otros niños, para qué hablar de las tasas de delincuencia infanto-juvenil. Somos el país con la mayor tasa de internación en cárceles del mundo. La tasa de institucionalización en hogares del Sename (Servicio Nacional de menores), por situaciones de violencia intrafamiliar y otras, también es de las más altas del mundo. En Chile, las dos causas principales de muerte entre jóvenes y adolescentes, es muerte violenta, ya sea por suicidio o por homicidio. Uno de cada 3 santiaguinos se declara altamente estresado. En fin, tenemos una serie de indicadores que muestran que estamos atravesando por una gravísima crisis de salud mental inédita en occidente”.
¿ Qué estamos haciendo con nuestras semillas?
“ La vida entera de una persona no es otra cosa que darse a luz a sí misma” señaló Erich Fromm. Qué imagen más lejana y paradójica el estallido de hoy, los estallidos de este tiempo.
¿Estamos esperando estos hechos para asumir que estamos fracasando todos – todas, que no estamos pudiendo vivir lo que queremos vivir para – con nuestros hijos e hijas? ¿que algo tenemos que hacer?
Esto no nos es ajeno, nos corresponde como manada humana, nos toca, nos interpela. ¿Qué mundo estamos viviendo que la confianza y el amor desaparecen, se diluyen, no logran dar coherencia a la vida? ¿Dónde hemos puesto el propósito de nuestras vidas?¿En qué lugar hemos situado el bienestar?.
¿Para dónde vamos sintiéndonos tan mal como grupo humano?¿Por qué las políticas públicas no se conducen pensando en recuperar el bienestar? ¿Por qué las reformas no lo mencionan?¿Por qué no nos urge? ¿Por qué no abordamos la ética con la que estructuramos nuestra sociedad? ¿Es que acaso estamos viviendo lo que Ionesco vio al escribir el Rinoceronte o Saramago en el ensayo sobre la ceguera?. Ya no nos damos cuenta lo que nos aplasta, lo deshumanizados que estamos y lo peor es que se contagia.
Ser competitivos, exitosos, subir puntajes SIMCE. Algo me dice que no estamos bien enfocados.
Intentando resistir a la ceguera total, o al menos estar atentos a que la padecemos, es que iniciamos el camino del jardín infantil Alas de Colibrí y luego del Colegio Quillahua. En alguna parte seguramente intuíamos que más que un método nuevo iniciábamos un camino de sanación personal. Seguramente también intuimos que caminando juntos es más fácil advertir lo que nos hace mal y encaminarnos a sentirnos bien. En eso estamos.
… El tema de la transformación cultural educativa tiene un costo elevado mayor, más difícil de asumir desde mi visión: un costo esencialmente emocional. No se puede seguir pensando en realizar una escuela que respete a niños y niñas, si a la par lo único que les presentamos delante son rankings que les miden continuamente, si paulatinamente nuestro único discurso es por verles exitosos, y ese éxito lo seguimos sintiendo asociado a notas, puntajes, a discriminación. Ese mundo cultural es el conocido y es el que brinda certeza en nuestra disgregada sociedad, en todos los niveles sociales, a todos los colores ideológicos y es el modo que repiten nuestros jóvenes más tarde. Es el modo que sustenta a nuestro empresariado, a nuestra clase política, a nuestros “acuerdos sociales”, los que nos mantienen enfermos, engañados. Como bien dice el Dr. Maturana: “para vivir un nuevo espacio emotivo necesitamos dar el salto”5. Y el salto como sociedad debemos darlo desde el abandono de nuestras estructuras mentales patriarcales más arraigadas, son ellas las enemigas del bienestar de nuestros niños, niñas y jóvenes, de nuestra educación. Abogo por la escuela pública, gratuita, sin notas, de curriculum libre, orientada al bienestar.

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